Revista Temas de Derecho Constitucional

66 Revista Temas de Derecho Constitucional desplazados que los aliados encontraron en el territorio de la derrotada Alemania fascista. Por ello, antes del final de la guerra, en noviembre de 1943, las fuerzas aliadas crearon la Administración de las Naciones Unidas de Socorro y Reconstrucción (UNRRA), la cual estaba encargada de asistir a las personas desplazadas. Cuando acabó la guerra, la UNRRA se dedicó principalmente a apoyar la repatriación de las personas que habían huído a otros países. Así, entre mayo y septiembre de 1945 la UNRRA apoyó la repatriación de aproximadamente 7 millones de personas. La UNRRA funcionó hasta 1947 porque Estados Unidos, que financiaba el 70% de sus actividades, no estaba de acuerdo en la repatriación de personas a los nuevos países socialistas. Retiró su apoyo económico y ejerció fuertes presiones para que se creara una nueva organización de ayuda a los refugiados pero con una orientación diferente (ACNUR, 2000, p. 15-17). Fase 2: 1945-1980 Al finalizar la 2ª Guerra Mundial el mundo quedó dividido en dos bloques: el capitalista y el socialista y tuvo lugar la Guerra Fría entre ambos bloques, cuyas políticas guiaron el régimen internacional de los refugiados en esta etapa y la concesión de asilo en apoyo de los disidentes de un bloque u otro. Por ello, ya bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1947 se creó la Organización Internacional de los Refugiados (OIR), como un organismo temporal y de mandato limitado hasta 1950 (que se extendería hasta 1952), para facilitar el registro, la clasificación, la protección legal y política, la asistencia, la transportación, la repatriación a quien así lo quisiera , y el reasentamiento y reinserción en terceros países de los refugiados de Europa del Este (ACNUR, 1979, p. 10). De hecho, el mandato de la OIR iba claramente encaminado a reasentar a los refugiados en terceros países, con el fin de que no regresaran a los países socialistas. Por ello, sólo asistió la repatriación de 73 mil refugiados, una cifra muy menor en comparación con la ayuda que otorgó para reasentar a más de 1 millón de refugiados en Estados Unidos (que recibió cerca de la tercera parte de ellos), Australia, Israel, Canadá y varios países de América Latina (ACNUR, 2000, p. 20-21). Los países occidentales receptores argumentaron que el reasentamiento de los refugiados ayudaba a “descongestionar” a una Europa, devastada por la guerra, aunque el verdadero interés radicaba en poner presión al bloque socialista y usar la mano de obra que los refugiados representaban para las economías de los países de reasentamiento, en plena reconstrucción tras el fin de la guerra (Machado Cajide, 2013, p. 94). En 1950, año en que la OIR debía cesar en sus funciones, aún quedaba alrededor de 1 millón de refugiados en Europa sin solución a su situación y había posturas encontradas en relación con la labor que desarrollaba. Los Estados miembros de la ONU coincidían en que era necesario dar continuidad a la cooperación para los refugiados, pero existían contradicciones respecto a los métodos y objetivos de esa cooperación. Estados Unidos, que aportaba más del 66% de los fondos, reprochaba el alto costo de su funcionamiento. Los países socialistas, de otro lado, consideraban que la OIR había sido utilizada por Occidente como un instrumento político para impedir el retorno de sus nacionales (Machado Cajide, 2013, p. 94). En este contexto, se creó el ACNUR en 1950 y en 1951 se adoptó el tratado internacional que regularía la materia. Sin embargo, ninguno de estos procesos estuvo libre de ser

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